Hace unos dias, en la cumbre
de las Naciones Unidas de Río, Mariano Rajoy fue presentado como el “presidente
de las Islas Salomón”. No me parece mal, porque, haciendo un homenaje al
personaje bíblico, se convertirá, al paso que va, en el primer presidente
español que saca de quicio por igual a la izquierda y a la derecha.
En cualquier caso, creo que el
mandato de Rajoy se está inspirando en algunos de los contenidos de la Bíblia. Hace
tiempo que estamos pendientes de lo que digan las agencias de calificación,
referente a la deuda española. La tan
anhelada “triple A” se considera como el fin de algunos de los problemas
económicos y no suena descabellado afirmar que la “triple A” no es nada más que
la personificación mundana de la Santísima Trinidad. Ya saben, el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo.
En el particular “planeta
Rajoy” –o más bien para algunos de los astros que giran a su alrededor– esta
fantástica tríada, que nos salvaría de todo, se traduce en la “triple A” que
formarían Aznar, Aguirre y Acebes. No me hagan decir que figura representaría
cada cual… Bueno, Aznar, si tenemos en cuenta su actual bigote de pelusilla,
haría de hijo adolescente. Aunque él no haría botellón en la calle, porque la
Botella la tiene en casa.
Sin embargo, no la podría
tirar a la basura para que sus padres no descubrieran que bebe, ya que en
Madrid se están planteando no recoger la basura y se delataría sólo. Pensándolo
bien, siempre les podría decir que es de un amigo más mayor, un tal George
Bush, que tiene amplia experiencia en cuanto a la bebida se refiere.
Otro símil entre el mandato
de Rajoy y la Bíblia es la negación. En las sagradas escrituras es el apóstol
Pedro el que niega a Jesús hasta en tres ocasiones. En su caso, Rajoy ha negado
el rescate en… ¡ojalá sólo lo hubiera negado tres veces! Sin embargo, Rajoy
esta haciendo oposiciones para ocupar alguna silla de la Real Academia de la
Lengua Española. Ha demostrado un control insuperable del castellano, en cuanto
al dominio de los eufemismos se refiere. No ha dicho rescate, pero ha dicho: “préstamo
bancario en condiciones muy favorables”, “apoyo financiero”, “"plan de
ayuda europea a la banca española” o “línea de crédito a un interés bajo”.
Cuando yo tenga que cortar
con mi novia y ya haya gastado los grandes tópicos como “no es por ti, es por
mí” o “te quiero como amiga” llamaré a Rajoy para que me asesore en el ámbito
de los eufemismos.
Ahora que hablo de
relaciones de pareja, cabe decir que Rajoy también tiene los típicos problemas que
tiene todo el mundo y también le quita el sueño el amor. ¿Quién es la otra
persona? Angela Merkel. Me cuentan que en la cumbre del G-20 han hablado.
Merkel le ha dicho el clásico “tenemos que hablar”. ¡Ven, como le pasa a todo
el mundo! Sólo que en este caso quien ha dicho la mágica frase es el hombre de
la pareja…
Se ve que Merkel quiere que
Rajoy haga lo que ella quiere y teme que se deje engañar por Françoise
Hollande, que dice, mediante su prodigiosa oratoria francesa, que se ha de
estimular el crecimiento. Al menos, Merkel puede estar tranquila, porque Grecia
no ha dejado la Unión Europea por la puerta de atrás.
En fin, sigamos con la
relación entre Rajoy y la Bíblia. ¿Quién no recuerda el episodio de la
multiplicación de los peces que hizo Jesús? Pues bien, Jesús lo hizo a petición
del FROM, ya saben, aquella entidad
que vela por respetar la talla mínima de los peces para asegurar el futuro de
las especies. Pues bien, en este caso es el Ministro de Economia, Luis de
Guindos, quien quiere asegurar el futuro de la especie conocida como “bancus
estafatorum” y, por eso, quiere que el FROB
le ayude y le inyecte dinero para que puedan multiplicar sus cuentas.
Para ir acabando, afortunadamente,
a Rajoy le quedan sus 12 apóstoles para que le den una alegría. ¿Quiénes son?
Los jugadores de la selección española de futbol. Si “La Roja” gana la Eurocopa
muchos de los dolores de cabeza de Rajoy se tomarán un respiro.
La verdad es
que España tiene todos los números para hacerse con la victoria en un torneo en
que se han podido ver apasionantes partidos como el Ucrania-República Checa o
el Polonia-Rusia. Ante semejante espectáculo, algunos añoramos a la URSS en
estos momentos; pues con ella muchos partidos de futbol insufribles no se
darían. Conclusión: el comunismo no dejaba de ser una dictadura pero era bueno
para el futbol.
Por cierto, he dicho 12
apóstoles y en un equipo de futbol sólo juegan 11. A alguno le ha podido
extrañar pero yo ya cuento al árbitro del partido contra Croacia como uno más
de “La Roja”. Si no es así, no entiendo como el alemán Wolfgang Stark no pitó
los dos penaltis clarísimos en el área española. Si los hubiese sancionado, ya
me veo las portadas de algunos medios el día después, acusando al bueno de
Stark de ser el mismísimo Judas.
Seguro que dirían que desde
su infancia, en su Landshut natal, Stark ha sido siempre un
independentista catalán radical, que tenía colgada una foto de Carod-Rovira en
su habitación y que se levantaba cada domingo al ritmo de la música de Lluís
Llach. O tal vez destacarían su cerrado acento germánico y lo asemejarían con
el vasco, para encontrarle alguna relación oculta con Arnaldo Otegi.
En cualquier caso, los
árbitros como los jueces, unas veces te dan y otras te quitan. Aunque, al
menos, ningún árbitro se ve forzado a dimitir por haber viajado con su chófer a
Marbella, gracias al dinero público. No me imagino a Ramos-Marcos haciendo
esto…
España no lo tiene
complicado para ganar la Eurocopa. Los expertos dicen que su gran rival es
Portugal, pero ¿qué se puede esperar de un país donde las mujeres tienen un
semblante similar al de Vicente del Bosque?
Sin embargo, he de reconocer
que yo pensaba que el rival a batir en esta Eurocopa sería Croacia. Un país que
es capaz de superar que su gran estrella futbolística, como Davor Súker,
tuviera una relación con Ana Obregón merece todos mis respetos. Han tardado en
resarcirse, pero no era fácil, sino mirad como ha acabado Miguel Bosé… tirando
los trastos a jovencitos en televisión con Bustamante al lado.
En fin, y con esto acabo,
piensen que todo podría ir peor. Volviendo a los símiles bíblicos, han
pensado ¿qué pasaría si las malas noticias económicas las diera la voz de Dios;
es decir Constantino Romero? Del miedo que crearía, los supermercados quedarían
vacíos en 5 minutos. Afortunadamente, no es él quien da las informaciones, sino
que de esto se encarga la aterciopelada voz del ministro Cristóbal Montoro.
¿Han visto como empieza su nombre?